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En un pueblo costero japonés llamado "Kurouzu" vive la joven Kirie Goshiwa, quien vive una vida ordinaria junto con su familia. Su novio Suichi Saito, a diferencia de ella y de casi todos los demás habitantes, no se siente cómodo en el pueblo, por considerar que está infectado por espirales y le sugiere a Kirie fugarse con él más de una vez. Poco después el padre de Suichi comienza a desarrollar una enfermiza obsesión con todo tipo de objetos con forma de espiral, causando su propia muerte al ser capaz, de alguna forma, de deformar su cuerpo convirtiéndolo en una espiral. Después de su funeral, la siguiente persona afectada por la maldición es la madre de Suichi, que al ver una visión de su esposo desarrolla una fobia a las espirales que la lleva a mutilarse hasta morir. En cuestión de días más personas cercanas a Shuichi y Kirie son afectadas por la "maldición" como amigos de la niñez, vecinos y sus propios familiares. Incluso la propia Kirie cae víctima del maleficio cuando su cabello crece en forma de espiral y manifiesta voluntad propia. No obstante Kirie logra salvarse cuando Shuichi le corta el cabello antes de sufrir el mismo destino que otra estudiante que muere cuando su cabello crece como una enorme escultura. El maleficio de las espirales poco a poco comienza a masificarse no solo afectando a individuos sino grupos y al pueblo mismo; manifestándose en grotescos y letales eventos como la transformación de personas en híbridos de caracol, las mujeres embarazadas comienzan adoptar hábitos de reproducción de los mosquitos e incluso sus hijos son capaces de regenerar sus cordones umbilicales y placentas para volver al útero de sus madres. Kirie queda malherida tras salvar a duras a penas a su hermano menor Mitsuo del faro del pueblo, lo que la fuerza a quedar hospitalizada por un tiempo. El clima del pueblo también se ve afectado por la maldición al punto en que se crean poderosos tornados y remolinos en la costa. Como las tormentas destruyen los hogares de varias personas incluyendo el de Kirie y Shuichi, la población se ve obligada a refugiarse en antiguas cabañas, lugares donde las personas siguen transformándose en caracoles o manifiestan brotes de protuberancias puntiagudas que cubren por completo la piel de sus víctimas. Cuando Mitsuo comienza desarrollar su transformación en caracol, Kirie finalmente intenta escapar del pueblo junto a su novio y otros pueblerinos. A la travesía también se une una reportera llamada Chie, que queda atrapada por culpa del inestable viento del pueblo que genera torbellinos con la más leve ventisca. Este fenómeno acaba por enloquecer a una gran parte de los habitantes de Kurouzu que se vuelven sobreprotectores sobre las cabañas y se enfrentan mutuamente a muerte. Los esfuerzos de Kirie y los demás por escapar resultan inútiles cuando notan que los caminos se deforman en espirales haciendo imposible que escapen, en el camino de regreso Mitsuo se transforma por completo lo que obliga a Kirie a dejarlo con tal de salvarlo de otros pueblerinos que se obsesionan con alimentarse de las personas caracol. A su regreso a Kurouzu, Kirie, Shuichi y Chie descubren que han pasado varios años desde su intento por escapar, de manera que el pueblo ahora es un gigantesco laberinto circular y las personas que quedan están completamente enloquecidas o deformes. Kirie se preocupa por encontrar a sus padres y convence a Shuichi y Chie de encontrarlos pero en su búsqueda Chie se separa cuando queda atrapada entre las cabañas que se construyen constantemente. Sin más elección que seguir sin ella, Kirie y Shuichi siguen un rastro de vapor hasta un pozo que los lleva a una escalera de caracol debajo del pueblo. Allí ambos descubren unas antiguas ruinas en forma de espiral así como los cuerpos de varias personas que han sucumbido ante la maldición para formar parte de la construcción entre los cuales también están los Goshiwa. Un malherido Suichi le suplica a Kirie que lo abandone desde que ya se ha resignado a quedarse en el pueblo, Kirie confiesa sentirse igual y ambos se toman de la mano mientras sus cuerpos se deforman en espirales. En sus últimos pensamientos Kirie concluye que aunque la maldición se terminó está seguirá manifestándose en futuros años cuando Kurouzu se restaure y vuelva a ser habitado

Uzumaki

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